lunes, 8 de abril de 2019

París con niños: Versalles.


Día 3.


Hoy nos toca visitar Versalles. Menos mal que al final cambiamos el día para ir a Disney porque ha amanecido lluvioso. Por eso os comentaba en el post anterior sobre Disneyland que las entradas que cogimos no eran cerradas y eso nos daba cierto margen de maniobra. 

   Para ir a Versalles cogimos el tren, RER C (línea amarilla) y hay que bajarse en la estación Versalles Rive Gauche. Los trenes SNCF también llegan hasta Versalles. Tened en cuenta que necesitaréis un billete para las zonas 1-4, el billete de metro sencillo (ticket T+) no vale. También podéis usar las tarjetas Paris Pass o Navigo. Os dejo un enlace donde podéis consultar los precios, horarios, y diferentes bonos de transporte aquí. Nosotros usamos la tarjeta Navigo Dècouverte y le sacamos chispas. 

   En cuanto a las entradas a Versalles tenéis varias tarifas. La sencilla, en la que vais a ver El Palacio y Los Jardines (siempre y cuando no haya espectáculo de las fuentes, eso se paga aparte) y la Galería de las Carrozas os cuesta 18€/adulto. Por 2€ más podéis visitar también las Estancias del Trianon que sinceramente, merece la pena o al menos a mi me gustaron un montón. Os pongo el enlace a la página del palacio para que lo consultéis tranquilamente aquí. Es más cómodo coger las entradas por internet, así no tendréis que esperar cola para comprarlas allí. Y tened en cuenta que las entradas son válidas para el día que indique en el ticket, o sea, que es a fecha cerrada. Ah! y también tenéis disponible una app del palacio con una guía, os sitúa en el lugar en el que estáis, mapas, etc. Las explicaciones de la guía son las mismas que las de la audioguía que os darán en el palacio (incluida en la entrada), pero la app está bien para ir abriendo boca antes de ir o para volver a escucharla después de vuestra visita. 

   Con respecto al palacio, yo creo que es una visita que merece la pena. Si vais a estar poco tiempo en Paris me quedaría más en la ciudad pero si vais algún día más, Versalles es una buena opción. Si vais solos lo disfrutaréis y si vais con niños, enseñadles un palacio de verdad. Los jardines son una chulada y enooooormes. No sé qué extensión tienen pero te puedes perder y si no quieres no te encuentran. 

jardines de Versalles
Jardines de Versalles

Visitad también la parte del Grand y Petit Trianon, aunque no tengáis entrada lo podéis ver por fuera y el entorno que también merece la pena. Os dais un paseíto por los jardines/bosque que si lo hacéis andando tardaréis unos 30 minutos a paso ligero y si no podéis alquilar unos coches (a mi me pareció muy caro) y recorrer todo lo que podáis. En los jardines hay fuentes y esculturas y el lago en el que en su día escenificaban batallas navales.

Petit Trianon
Casitas del Petit Trianon


Además del palacete que le regaló Luis XVI, con su teatro incluido, María Antonieta también creó un mini pueblo rural para ella misma donde tenía sus huertas y sus animales. Y como veis en la foto, así lo mantienen, con las huertas bien cuidadas con frutas y verduras y animales en la que se suponía que era la granja, así que es bonito de ver.

Petit Trianon
Casitas del Petit Trianon

   Si vais a Versalles calculad que pasaréis el día allí, un poco más o menos en función de lo que os apetezca ver. Nosotros vimos el palacio, salimos a los jardines y mientras descansábamos un poco, comimos unos bocatas. No lo he comentado antes pero sabed que podéis meter unos bocadillos, sándwiches o snacks para pasar el día. Luego fuimos paseando hasta la zona del Trianon, el Grand Trianon, o el palacete privado del Rey y el Petit Trianon, palacete privado de la Reina y sus "casitas rurales". Y de allí volvimos hacia el palacio. Al final andas un montón. Calzado y ropa cómoda, por favor. 

   Saliendo ya del palacio, nos quedaba por ver La estancia de las Carrozas que está justo en frente. ¡Qué chulas! No me las imaginaba tan grandes. 

Carroza de Napoleón
Estancia de las Carrozas


   Después de ver las Carrozas, que se ve rápido, dimos un paseíto por los alrededores, tomamos un cafecito, compramos algún recuerdo y ya cogimos el tren de vuelta a casa. Agotados. El teléfono nos marcaba que habíamos andado 22.000 pasos. Una buena cena y a dormir bien que al día siguiente nos esperaba el Louvre.

Aquí os dejo el resto del viaje:

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